Soy Lili, majordoma de michis

Sí, has leído bien.

No soy su dueña, ni su jefa, ni su humana.


Soy su asistente personal.

Su intérprete.

Su persona de confianza.

Lo curioso es que nunca soñé con tener un gato.


No fui la niña rodeada de gatitos ni la que alimentaba a todos los que encontraba.


Nunca me ofrecí como voluntaria en un refugio.

Nada de eso.

Un día, simplemente, lo sentí:
“Tengo que tener un gato.”


No era una idea cualquiera.

Era una certeza.


Un deseo visceral.

La imaginé: blanca como la nieve, dulce como la seda, elegante como una reina.

Y apareció Isis.


Pequeña, frágil, enfermita.


Pero al verla, supe que era ella.

No hacía falta entenderlo.


Con ella también llegó el miedo a perderla.


Ese miedo me impulsó a formarme, a investigar, a aprender…


Y a crecer para poder cuidarla como merecía.

Tres años después llegó Uziel.


Tan discreto que los primeros días apenas notábamos que estaba.


Pero ese pequeño ser, lleno de energía, transformó nuestro hogar.


Nos trajo risa, ligereza, y una alegría que no sabíamos que nos faltaba.

Y así, sin buscarlo, descubrí algo que ya no era solo amor:
 era un camino.

Un compromiso.

Una nueva forma de mirar la vida.

A veces me preguntan:
“¿Cómo llegaste hasta aquí?”


No lo sé.


Y en el fondo, no importa.


Porque no fue un destino escrito.


Fue una decisión.

Una elección consciente.

Eso no me hace menos experta.


Me hace estar presente, atenta.


Escuchar con el alma, porque sé lo que es no entender nada…
y aun así sentir que hay un lenguaje invisible entre tú y tu gato.

Isis me eligió.


Uziel nos escogió.


Ellos llenan mi vida.

Y hoy yo elijo dedicarme a ellos.


A esos seres elegantes, misteriosos, con carácter…
que no se dejan domar, pero sí amar, si sabes cómo.

Soy Lili, mayordomo de michis.


Y si llegaste hasta aquí, quizás uno de ellos también te haya elegido a ti.

Es más te ha escrito una carta.

Y lo que te cuenta en ella… marcará un antes y un después.

¿Te atreves a leer lo que siente por ti?