Si has llegado hasta aquí, no es por casualidad.

Tal vez hay una pregunta rondándote la cabeza.


Tal vez simplemente te pica la curiosidad felina.


O puede que, sin saber cómo, un michi te haya traído hasta mí.

Lo cierto es que no tengo un mail directo, ni un número de teléfono.


Tampoco un chat, ni una bandeja abierta a lo urgente.

Aquí, todo sucede a otro ritmo.

Más pausado.

Más consciente.


Como un gato que observa antes de acercarse.

¿La forma de acercarte?


Suscribirte a la carta felina que envío cada semana.


Allí comparto ideas, historias y reflexiones que no publico en ningún otro lugar.


Es mi espacio más íntimo, y también el tuyo si decides formar parte.

Y si después de leer, sientes que quieres hablar conmigo, sabrás cómo.

Este es el primer paso. Nos vemos al otro lado.